Miedos de los niños
Pesadillas y terrores nocturnos de los niños.
¿Que son las pesadillas en los niños?
Son sueños desagradables de gran intensidad que originan fuertes sentimientos de terror, miedo, ansiedad o angustia en el niño.
En la mayoría de los casos las pesadillas forman parte del desarrollo normal y desaparecen después de un tiempo, suelen aparecer alrededor de los 2 o 3 años y ceden espontáneamente al llegar a la adolescencia.
No suele ser motivo de preocupación pues es uno de los problemas de sueño frecuente en la infancia. Solo necesitaran tratamiento psicológico aquellos casos en los que las pesadillas sean muy frecuentes, varias a la semana, que sean muy intensas, el niño se despierta con mucho miedo o duran desde hace mucho tiempo, un año o más y están produciendo otros problemas.
Se suelen producir en la segunda mitad de la noche y el niño recuerda lo que ha pasado y es capaz de explicarlo.
Cómo las diferenciamos de los terrores nocturnos
Los terrores nocturnos al igual que las pesadillas suelen aparecer a los 2 o 3 años y desaparecen con la adolescencia, pero a diferencia de las pesadillas, se producen en la primera mitad de la noche, el niño se despierta bruscamente y cuando los padres acuden éste no reacciona y al día siguiente no recuerda nada.
Pesadillas más frecuentes
De 2 a 3 años, miedo a ser separados de sus padres y a los extraños.
De 3 a 4 años, miedo a la oscuridad y a algunos animales.
De 5 a 6 años, miedo a seres imaginarios como fantasmas y monstruos.
De 9 a 10 años, miedo a la escuela y al daño físico.
A partir de esta edad se harán más importantes los miedos a situaciones sociales, al daño corporal y al fracaso escolar.
Qué hay que hacer ante una pesadilla de un niño
Hay que establecer unas costumbres de sueño adecuadas. Unas pautas regulares de sueño ayudan a que el niño sepa que es el momento de dormir.
Cuando se despierta con una pesadilla hay que ayudar y consolar al niño, tranquilizarle y calmar su angustia, hablándole con ternura, abrazándole, cogiéndole de la mano, explicándole que se trata solo de un sueño. Pero también hay que hablarle con firmeza y seguridad, sin dejarse convencer por él, sin dar demasiada importancia a la pesadilla ni mostrarnos demasiado preocupados, no pasa nada, solo es un sueño que no nos gusta.
Qué no hay que hacer
No debemos entrar en su habitación encendiendo todas las luces, es preferible encender solo una luz suave, así evitamos que asocie luz con seguridad y oscuridad con miedo y desarrolle miedo a la oscuridad, también será más fácil que se duerma de nuevo.
No es aconsejable que nos llevemos al niño a nuestra cama ni que nos acostemos con él en la suya. Si lo hacemos no estamos ayudándole a superar esta etapa, además le damos la impresión de que hay algo que temer.
No es bueno registrar la habitación para comprobar que no hay nadie debajo de la cama, dentro del armario, de ésta manera le activamos más, con lo cual le es más difícil volverse a dormir.
Si nos preocupamos demasiado por las pesadillas el niño puede utilizarlas para llamar nuestra atención.
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Centro educativo Villalobitos.